Mar Borrascoso

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Les compartimos la colaboración de Naiara Fiuza, una joven poeta de 15 años que vive en Buenos Aires. Otra de sus pasiones es la pintura. Actualmente está creando una serie de textos inspirados en obras de arte como un modo de combinar distintas expresiones artísticas y darle una imagen, una voz, a los sentimientos. Seguir leyendo «Mar Borrascoso»

El vértigo de la existencia cotidiana

Novedades Editoriales: Sangre del día de Laura García del Castaño (Años luz editora)

por Nicolás Pose

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Laura García del Castaño viene trabajando la palabra hace tiempo como lo confirma su producción y trayectoria con libros como La vida en que sueñas (Recovecos, 2012), El animal no domesticado (Pan comido, 2014), El sueño de Sara Singer (Llanto de mudo, 2014 y reeditado por Caleta Olivia en 2017) y Los demonios del mar (Ediciones del Dock, 2015)

Su último libro, Sangre del día, publicado por Años luz –una editorial con una fuerte apuesta estética en la nueva poesía argentina y latinoamericana, así como también en la narrativa– ­, construye un “yo” poético que desde lugares domésticos y cosas mínimas, avanza hacia estados de conciencia que van surgiendo sin permiso, puede ser un pensamiento a la par de la escritura o simplemente movimientos que interrogan al yo poético, que cuestionan la posibilidad y la imposibilidad para, en muchos casos, aceptar con resignación lo que falta, lo que no se puede asir, la carencia de lo que se desea, de lo esperable, la pérdida de una respuesta o una esperanza que, a veces, se traduce en una vacío existencial o en la proximidad de la muerte.

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Comas

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Novedades Editoriales: Reseña de Comas de Teresa Orbegoso (Años Luz, 2019)

por Nicolás Pose

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Comas, el último libro de la poeta Teresa Orbegoso, publicado en 2018 por Años Luz Editora y en una edición bilingüe, fue escrito paralelamente a otro libro que la autora llamó Perú. Orbegoso que nació en Lima, trabaja su poesía conectándola con la geografía de los distritos y del país donde pasó la mayor parte de su vida y, sobre todo, su infancia, un punto nodal para comenzar a leer su obra. Esa geografía peruana la rodea y al mismo tiempo le despierta impresiones, recuerdos, sentimientos e ideas sobre quién es la que escribe. Desde sus lugares se revelan los temas que obsesionan a la poeta: la identidad, las raíces, la niñez, la familia, la “peruanidad”, las relaciones, el amor y la poesía como remedio al dolor, como antídoto de vida. Es la voz que desde el presente regresa al pasado  para tratar de deconstruir el presente y adivinarse mediante ese ejercicio introspectivo. Es una poesía de búsqueda. En su poemario Perú, la voz de la poeta exclama: “Estoy aquí para recordar la patria invisible de la infancia. Estoy aquí para saber finalmente quiénes somos. ¿Qué ha quedado de nosotros en medio de toda la niebla de Lima? No saber cómo te llamas, ni lo que fuiste, ni lo que hiciste. Andar perdido como un cuerpo que sólo sabe empezar y que nada aprende. Han sido los ecos de la ruina de mi despertar. Sea mi destino coser los pedazos descoloridos de nuestra bandera. Darle materia y forma. No desaparecer.”

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Tres poemas de desamor

Poesía

por Daniel Chao

 

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Empatada llaga

Me oye hablar
tantea mis esfuerzos denodados
por captar sus distracciones
y distraídamente así
hace su parte
juega a que es suya
esta mano que juega
en mi barba.

Quisiera descifrarme pronto
y simplemente como a los nudos
en su pelo que enrolla
para hacerme a un lado
a la región de las cuestiones
ya codificadas y listo
pasar a otra cosa de una vez.

Pero se ha detenido
y quiere oír o hace que oye
va a quedarse tal vez
es evidente que no soy
un mal espécimen
para calibrar sus agujas
pero percibe al instante
que estoy echado a perder
por ejemplo cuando ensayo
una mirada a los ojos
decirle algo franco y luminoso
el encanto es papel maché
bajo la lluvia.

Sabe que son contadas mis cartas
como las sonrisas que voy a poder
devolverle de acá en más
sin un dejo acre
de soslayo;
que poco puedo durar
en pie y aun así
pareciera
convencida de que traigo
como un algo en ciernes:
llaga que luzco y empata
con la suya
o acertijo que ella no atinaba
justo antes de invadirla
el fastidio
aunque más no fuera un in paz
a su tiempo muerto
evadida de sí.

Ahí va que tira el ovillo
y recogemos estambre
a ver qué se teje de esto.
No faltan caminos ni sinuosidades
si uno ama demorarse.

 

Llovizna y es un manto

Llovizna y es un manto
que cubre y cruje los mimbres de la mañana
entre pereza y prisas
se debate el beso a dar
el que falta.

Una mañana como otras entre otras
tantas que fueron
brasa y rescoldo
tras lunas incendiadas del amarillo crema
al rojo magma y ya la pálida ceniza
posada a desmayar bajo las sábanas
del rocío.

Una imagen de la ternura aislada del tacto
pieza de museo visitada brevemente
Una imagen del deseo que apenas terminada
ya caduca y se retira para liberar el atril.

La llovizna continúa su puntillismo intermitente.
Humedad, inundación, sequía, son partes reunidas
en un mismo mosaico.
Soledad, encuentro, hastío, son colores
estampados en un gran mosaico de paraguas
que entrechocan.
Y qué parte de la trama caiga sobre quién,
ahí se juega el sentido que correrá su día.

Alguien baila chapoteando adrede
con aire de niñez pisa sólo donde hay charcos.
Alguien lo esquiva, alguien toma fotos con luz dudosa.
Alguien intenta una llamada bajo la llovizna,
contactar con alguien seco.
Oye de una voz programada que el equipo
está fuera de la zona de cobertura.

Todo sigue cubierto, más o menos, por la llovizna
que acentúa las ganas que cada fibra,
cada tallo, cada sentimiento,
las ganas que guardaban de crujir y partirse.

 

Pluvial

Ese amor negado
en los labios fruncidos
de hacer fuerza
para no dejar salir
y tragarlo antes que truene
como la tormenta que el río
se traga ahora.

Yo sé de ese amor abolido
caído a lo más negro del amor.
Puede lloverse el mundo
y emerger regurgitado
por las rejillas pluviales
no va a salir un te amo de ahí,
de unos labios
de corcho.

Yo sé de ese amor negado
buque hundido
respiración contenida
hasta lo violáceo.
Yo sé de ese amor disuelto
que aún se filtra
entre los dientes que nos aflojó
la noche.
Bueno sería respirar bajo
el agua
pero que las palabras no;
ahogarlas como ratones
de una bocanada.

 

 

Daniel Chao (1988, Buenos Aires) es estudiante de Filosofía y vive en Avellaneda (Bs.As.)
Ama las plantas, su silencio y la música. Bebe lo justo y conveniente.
La poesía es un santuario que espera seguir encontrando abierto entre tanto le busca salida a una ciudad que lo encoge y le hace mentir, mentir demasiado.

Postal

Poesía

por Adrián Quinteros
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Imagen de sitio
Después de apoyar el vino
sobre la mesa
me preguntó qué era el amor
le dije : el amor es una dulce mordida
reverberando adentro,
un eco que horada los teatros de la ilusión
y que en esa memoria cabalgamos
desencantados en el tiempo.
Al escucharme decir estas palabras
los custodios del lobby, avergonzados
pidieron al dj subir el volumen de la música
y con un gesto de diplomacia me invitaron a retirarme
ya que hablar en metáforas estaba prohibido
lo creían muy solemne.
Al salir a la calle observé la siguiente escena:
un hombre de mediana edad, impecablemente
peinado y vestido
sentado en su coche y agarrado firme al volante
sacudía su cabeza al ritmo de un reggaeton digital
una y otra vez cantaba
y ahora yo soy el mejor el mejor el mejor el mejor 
su esposa lo miraba asustada
mientras atrás , sus hijos jugaban con sus tablets.
Adrián Quinteros (1984, Campana). Es artista y docente en educación no formal , trabaja con comunidades vulneradas por el imperativo meritocrático. Aquí algo de sus trabajos: