Llovizna y es un manto

Poesía

por Daniel Chao

Llovizna y es un manto
que cubre y cruje los mimbres de la mañana
Entre pereza y prisas
se debate el beso a dar
el que falta.

Una mañana como otras entre otras
tantas que fueron brasa y rescoldo
tras lunas incendiadas del amarillo crema
al rojo magma y ya la pálida ceniza
posada al desmayo bajo las sábanas
del rocío.

Una imagen suelta de la ternura aislada al tacto
pieza de museo visitada brevemente
Una imagen del deseo que apenas culminada
ya caduca y se retira para liberar el atril.

La llovizna continúa su puntillismo intermitente.
Humedad, inundación, sequía, son partes reunidas
en un mismo mosaico.
Soledad, encuentro, hastío, son colores
que destiñen las escamas de paraguas
que apretuja la coraza de un reptil anónimo y macilento.
Y qué parte de la trama caiga a su paso sobre quién,
ahí va jugada la suerte que correrá su día.

Alguien baila chapoteando adrede
con aire de niñez pisa sólo donde hay charcos.
Alguien lo esquiva, alguien toma fotos con luz dudosa.
Alguien intenta una llamada bajo la llovizna,
contactar con alguien seco.
Oye de una voz programada que el equipo
está fuera de la zona de cobertura.
Alguien considera buena idea que el niño prescinda
de su computadora si no está garantizada la red
y sensato abstenerse del fuego y la carne
también.

Todo sigue cubierto, más o menos, por la llovizna
que acentúa las ganas que cada fibra,
cada tallo, cada sentimiento,
las ganas que guardaban de crujir y partirse
y de una vez dar a luz días distintos.

Daniel Chao (1988, Buenos Aires) es estudiante de Filosofía y vive en Avellaneda (Bs.As.)
Ama las plantas, su silencio y la música. Bebe lo justo y conveniente.
La poesía es un santuario que espera seguir encontrando abierto entre tanto le busca salida a una ciudad que lo encoge y le hace mentir, mentir demasiado.

Compartir