«Apuntes sobre el territorio», selección de poemas de María Ragonese

Foto_Cecilia_Basualdo

Foto: Cecilia Basualdo

 

Distancias I

Pasa un tren
de azul a rojo lo escucho pasar
lo veo por la ventana
¿o es un montón de viento?
vos también lo escuchas
y pienso
¡qué cerquita vivimos!
pero es mentira vivimos lejos
ninguna circunvalación fue nunca construida
para nuestra cercanía
sí para bordearnos desde un terreno que es
la poesía la cama en el piso
una mano que acaricia y habla
y después no
porque las manos o no hablan o tienen
muchas bocas
a veces somos monumentos
y me gustaría que pase un tren
el más implacable
que destruya el centro del monumento que somos
o mejor que sea una brisa
como cuando apenas llega la primavera
y fantaseo que viene a reparar un hueco
y la brisa se mete en ese espacio
que es una herida o un hoyuelo en la cara
o la cara misma
cosas que pasan mientras crecen otras
y sus distancias no siempre se miden
por el camino más corto.

 

Vida de los pájaros

Una jaula para mi canario doméstico
otra para los pichones que caían del pino
antes de tiempo
todos los pájaros eran salvados
siempre volaban
un verano vi un manojo de plumas amarillas
un cuerpito que no parecía alado
la boca llena de tierra era la muerte
o una flor al revés.

 

Imperialismo interestelar

Están vendiendo parcelas lunares
algunos dólares y te envían un comprobante a tu casa

tengo frío.

 

Geografías

Si cavo un pozo en la arena llego al mar
no llego al mar
cavo un pozo en la arena y encuentro países
no sé cuál es el tuyo
no encuentro tu casa
para llegar a tu casa hay que atravesar el mar
la zona de la rompiente
y nadar muy bien
y también nada
no pedir algo al mar
a la casa
no esperarlos como lo que se nombra
cavar un pozo es y no es necesario
adentro están las manos
el bosque
como preámbulo de lo nunca dicho.

 

Godai

Un recuerdo que debe tener veinte años
un caserón con ventanales y muchos árboles alrededor
una figura pequeña que crece desde el claro
en bajada
ese fue un día hermoso la temperatura el sol
había una fantasía en observar cada árbol y elegir uno
el tuyo estaba en el medio del prado
y parecía algún tipo de sauce pero no un sauce llorón

el mío era frondoso y me gustaba no entender
si sus hojitas eran blancas o no
los destellos de sol hacían un truco y había que acercarse
para saber su semblante

eso hicimos

no supe si eran blancas o no
pero te abracé por la espalda
y el amor era viento que erizaba la piel
que sonaba como cuando refresca y veo las cosas desde tu casa

nada de esto aparece en la foto
que encontré ayer a la noche en la calle
cubierta de barro la guardé en mi bolso
más tarde la limpié como para entrever algo

y hasta la busqué en google para saber de dónde era
para localizar un recuerdo ajeno que nunca vino
me quedo tranquila google no lo sabe todo
yo tampoco

intuimos algo y después no
camino me envuelvo en capas geografías suspendidas
de tiempo y amor
de alguna manera me quedo tranquila.

 

La vida que insiste

Me alegro
como quien se abre el pellejo
para llenarse de viento
y de cantos azules.

 

 

María Ragonese (1985, Buenos Aires) Trabaja como editora, correctora y redactora. Estudió Artes en la Universidad de Buenos Aires, y realizó talleres de pintura y fotografía. Escribe sobre cine y literatura, saca fotos y colabora en la realización de proyectos creativos. Actualmente asiste al taller de poesía de Osvaldo Bossi.

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