Relatos íntimos y familiares cerca del agua

Novedades Editoriales: Los cuentos de Cuando pare de llover de Lara Schujman, (Años luz editora)

por Nicolás Pose

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Lara Chujman nació en Mar del Plata y publicó en 2015 Cartas a papá. En su segundo libro, Cuando pare de llover — fue finalista del concurso de ficciones del Ministerio de Cultura de la Nación en 2017 — , la autora presenta diez relatos breves y un cuento largo o nouvelle. Los relatos son historias sencillas de índole realista donde, por lo general, conocemos a los personajes en situaciones que a primera vista parecen cotidianas pero que, al mismo tiempo, siempre ocurre una pequeña revelación, “una epifanía” al estilo Joyce que resignifica el sentido del cuento y hace surgir otro lado de lo que siente ese personaje. Esto queda claro en relatos como “La vieja” donde la narradora se siente obligada a acompañar a una anciana, vecina de su edificio, en busca de una carta que no encuentra. La narradora siente que la vieja le hace perder tiempo y, en realidad, su impaciencia no esconde más que su frustración por deseos incumplidos: “Le diría que quién es ella para decirme lo cansada que estoy. Pero mis palabras no toman cuerpo, quedan mudas ante su voz que me hipnotiza como en una especie de mantra.” O también en “El chino Li” donde la protagonista de viaje por Hong Kong, escapando de una relación que acaba de romper con su ex, comienza a recordar con nostalgia al chino Li, con quién tuvo una fuerte relación afectiva durante la adolescencia hasta que él se fue a vivir a Hong Kong: “Mi mamá casi se muere cuando me vio la cabeza con ese azul que mutaba en verde con el paso de los días. Él se había pintado de rojo y el reflejo naranja le duró bastante tiempo. Le daba un aire de rebeldía que me gustaba, estaba canchero. Cuando volvimos del viaje se lo dije, le dije que le quedaba lindo. También le dije que me gustaba su sonrisa porque mostraba los dientes en su medida justa.“ El viaje finalmente funciona como escape de la relación que acaba de romper con su ex pero la protagonista comienza a recordar al chino Li que, en realidad, no es más que otra forma encubierta de escapar al no aceptar la soledad que la invade en el viaje. Estas revelaciones junto a otros imprevistos también suceden cuando los protagonistas están junto a alguien de su familia, como su padre, su madre o un hermano. Así en “Marea Roja”, narrado en una tercera persona objetiva donde los personajes hablan mientras toman mate en una playa marplatense. Se trata de la hermana que le insiste a su hermano sobre la sucesión de la casa de sus padres. Tienen que vender rápido la casa, le dice Inés, pero él no quiere. Y ella le insiste mientras él rehúye la conversación hasta que el diálogo se hunde al igual que el cargamento de langostinos que tiñe al mar de rojo y crea una imagen bellísima.  O en “Viento Sur”, donde la protagonista decide viajar al campo de sus padres para contarle sobre su reciente separación pero sucede algo extraño relacionado con el clima o tal vez es la misma subjetividad de la protagonista. Esa ambigüedad que late en “Viento Sur” también está en otros relatos como  “Las moscas de papá” donde una familia va de pesca y la narradora protagonista siente incomodidad al dialogar con un francés que la atrae por miedo a que su padre sienta celos o malhumor mientras que, paralelamente, desea que su papá pesque una trucha antes que el francés: “No sé si fue por su acento enredado o por los ojos tristes que llegué a ver en papá, pero en ese momento quise que al francés se le cortara la línea, que el pez se escapara con mosca y todo”. En este sentido “Ema” y “Noche de caza” se los puede situar en la misma serie.

Si algo caracteriza a los relatos de Lara Schujman es su brevedad, su concisión, desprovistos de adjetivación o frases largas, haciendo del despojamiento un rasgo esencial de cada uno de los relatos. Excepto “Piú Blu”, cuento largo, nouvelle de índole policial, anuncia uno de los motivos que ya tendrán otros relatos: el viaje de los personajes por la ruta al estilo “road movie” y la obligada conversación mientras se conocen durante el viaje. “Piú Blu” no es un policial por su forma sino por el develamiento del hecho que se escamoteaba sobre el final. El resto de relatos, en cambio, con una pequeña anécdota como excusa, suelen revelar algo del mundo interior o de los pensamientos que surgen en el personaje que participa de esa experiencia: ya sea un día de pesca, un casamiento, un viaje al exterior, una tarde de playa o la visita a la casa de sus padres. Está presente en muchos de los relatos el mundo familiar, la familia y cómo funcionan esas relaciones en determinados momentos. El único de índole fantástica es “Santa Rosa” con un final inesperado y también “Pampa Warro”, donde por la locura de esa fiesta alucinógena en medio del campo en la localidad Rauch y la lluvia infinita y lo que ocurre después, podría asemejarse a la absurda y al mismo tiempo verosímil situación de algún cuento de Cortázar o de los muchos que produce hoy el nuevo fantástico rioplatense.

La mayoría de las historias transcurren en lugares de la costa o localidades cercanas al mar, como por ejemplo Balcarce (“Piú Blu”). También hay lugares descampados (“Pampa Warro”), conectados con la naturaleza y desprovistos de urbanización (“Las moscas de papá”, “Noche de caza”) y pueblos como en el que transcurre “Santa Rosa” y, por supuesto, la ruta y el automóvil como habitación de los personajes.

Los cuentos de Schujman nos llevan hacia los universos íntimos de los personajes, porque son ellos los que deciden y no pueden decidir, invadidos por la nostalgia, interrumpidos por un imprevisto climático o extraños accidentes, haciendo que la previsibilidad de cada relato siempre sea alterada, en mayor o menor medida, por un evento que está fuera del dominio de los participantes de cada una de estas historias.

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Nicolás J. Pose (1980, Buenos Aires) Estudió  letras en la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo el primer premio de narrativa en el VIII Certamen internacional de Poesía y Narrativa Breve organizado por la editorial De los cuatro vientos y fue finalista en el III concurso de narrativa Eugenio Cambaceres (2012) organizado por la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”. Publicó el libro de cuentos La Performance (De los cuatro vientos, 2005) y, en colaboración con Juan Pablo Bertazza, Manuel Pose y César Rexach los ensayos de Libres del Libro (UAI, 2017). También ha escrito textos literarios, críticas y reseñas en diversos medios culturales como El interpretadorNo retornable, la revista Siamesa y MALBA Cine. Por una cabeza, su primera novela, se publicó este año.