«Una nouvelle de clase media», El cuarto deseo de Ignacio Molina (Falso Trébol, 2018), por Nicolás Pose

 

 

“La noche en que cumplía cincuenta y dos años, mientras soplaba una velita clavada en una porción de torta de manzana en una parrilla de Pinamar,Alberto sintió, de una manera brutal, que ya no quería seguir compartiendo su vida con Norma. Antes, a ciegas, había pedido los tres deseos (que Huracán no se vaya a la B, que Ramiro sea feliz, volver a jugar a la pelota), y cuando abrió los ojos y vio la cara de su esposa volvió a cerrarlos para agregar un cuarto deseo: que Norma se muera.”

 Así, de esta forma, arranca El cuarto deseo, directa, contundente, presentando de entrada el núcleo del problema de su protagonista. El lector, con un comienzo así, estaría tentado de pensar que podría tratarse de una novelita policial. Pero en El cuarto deseo no habrá crímenes de ninguna índole sino la idea de una posibilidad, el replanteo de una vida durante un instante que se contextualiza en el imaginario, los gustos, las costumbres y las relaciones de una clase media que aún subsiste en la Argentina, los residuos de una clase que fue amplia e importante y que, ahora, está desapareciendo.

Alberto, el protagonista de la nouvelle, es el estereotipo de del cincuentón de la pequeña clase media porteña que comienza a replantearse su vida cuando aparece, repentino, sin saber por qué, el deseo de ver muerta a su esposa, Norma, la mujer con la cual comparte una relación desde hace tres décadas. Alberto, que es narrado por un diestro narrador en tercera persona, se sumerge en un tenso fin de semana al entrever su deseo de separación de su actual mujer, ¿tal vez asesinarla, simular un accidente? o continuar dentro de una rutina que a él se le hace tediosa, una cotidianidad que ya no disfruta en familia sino que es puro desencanto. Mucho tienen que ver Daniel y Josefina, la otra pareja amiga que comparte junto a ellos ese fin de semana, para que esos pensamientos se tornen confusos y actúen en constante vaivén en la cabeza de Alberto. En su amigo, en Daniel, se condensa lo que el protagonista desearía y no se anima, ya que Daniel pudo separarse y conocer a los cuarenta siete años a Josefina, una chica mucho más joven y de un cuerpo perfecto que hace que Alberto se pregunte cómo puede envidiar de esa manera y tenerle rencor a su amigo. Es en la incertidumbre de lo que hará Alberto con su vida−por ende, con su mujer− donde gira todo el relato de Molina, que describe las indecisiones, deseos y rencores de Alberto cuando puede compararse con ese otro tan cercano como un espejo, que está allí, mostrándole cómo puede caminar enamorado de Josefina, cómo puede relajarse y trabajar desde el celular, como si hubiera rejuvenecido luego de haberse separado a una edad en la cual a Alberto nunca se le hubiera ocurrido. Así el narrador describe: “En algunos tramos Josefina y Daniel caminaban tomados de los hombros o de las manos y Alberto se preguntaba desde hacía cuánto que él no caminaba de esa manera con su mujer. (…) Mi mujer, mi mujer espectacular, mi casa increíble, mi auto importado, mis cocheras, mis taxis, mi plata, mi vida perfecta, mi pito grande…pensó imaginando esa enumeración en la voz de Daniel, y al instante se enfureció consigo mismo por dejarse arrastrar por esa ola de resentimiento que no podía controlar.” Ahí reside el problema de Alberto, en la palabra “control”, palabra que cifra la vida de un clásico burgués, como si esa falta de control o esos nuevos deseos que le surgen mientras camina en la arena de las playas de Pinamar enfrentándose a la amplitud del mar, le reventaran en la cara, en medio de lo que debía ser un fin de semana de rélax con la idea de festejar tranquilamente el cumpleaños con Norma y la pareja amiga. Alguna parte de Alberto recuerda al famoso personaje del cuento “Cabecita Negra” de Germán Rozenmacher, el Sr. Lanari que, como él, también ferretero de profesión, cifra su seguridad en la familia y el bienestar económico.

Julio Cortázar definió a la nouvelle como un género a caballo entre el cuento y la novela. Por su escasa extensión con respecto a la novela, la nouvelle no puede narrar la vida de un individuo problemático enfrentado a la sociedad, sino que, más bien, procura centrarse en sutiles movimientos, en rupturas que transformen, modifiquen o destruyan el tranquilo devenir de un hombre o una mujer, para iluminar y describir ese momento en la vida del personaje en un tiempo y lugar acotados. Así, de esta manera, Molina utiliza capítulos cortos y un estilo despojado para narrar y moldear la psicología de Alberto, logrando un texto ágil que gana ritmo narrativo y que, con cierto suspenso, nos lleva de la mano y sin pausa hacia el final.

Molina se caracteriza por analizar a la clase media argentina, sobre todo, al narrar los vínculos, las relaciones que se tejen allí dentro, conjuntamente con la descripción de los hábitos, los gustos, los deseos, pesares y la vida cotidiana de las personas pertenecientes a esta clase social. A esta altura podríamos hablar de un “urbanismo de lo cotidiano” que Molina maneja a la perfección como una marca estilística de la literatura que escribe. Como ya lo había hecho en los cuentos de Los estantes vacíos (Entropía, 2006) o en las novelas Los modos de ganarse la vida (Entropía, 2010)y Los puentes magnéticos(Entropía, 2013), El cuarto deseo, no es la excepción y Molina disecciona a los personajes en pequeños momentos de su existencia, con un realismo centrado tanto en los pormenores como en las grietas que dejan entrever algo más de lo que, a simple vista, parece tan sólo la narración de vidas triviales.  

 

Nicolás J. Pose (1980, Buenos Aires) Estudió  letras en la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo el primer premio de narrativa en el VIII Certamen internacional de Poesía y Narrativa Breve organizado por la editorial De los cuatro vientos y fue finalista en el III concurso de narrativa Eugenio Cambaceres(2012) organizado por la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”. Publicó el libro de cuentos La Performance (De los cuatro vientos, 2005) y, en colaboración con Juan Pablo Bertazza, Manuel Pose y César Rexach los ensayos de Libres del Libro (UAI, 2017). También ha escrito textos literarios, críticas y reseñas en diversos medios culturales como El interpretadorNo retornable, la revista Siamesa y MALBA Cine. Por una cabeza, su primera novela, se publicó este año. Actualmente organiza junto a Florencia Benson y Magalí Díaz Moreno el ciclo de literatura y arte erótico “Noches Venusinas”.

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